La minifalda, fenómeno de rebeldía y controversias
La minifalda es una prenda que ha sumado adeptas a lo largo del tiempo. En la Inglaterra de los años sesenta, en plena revolución cultural con el movimiento Mod y el Swinging London, Mary Quant creó esta falda, diseñada con 35 cm de largo. La liberación femenina había llegado a las pasarelas y las calles de Chelsea, donde Quant vendía sus diseños en su boutique Bazaar a precios muy asequibles en relación a la alta costura de Londres.
Ya desde los años veinte, el largo de las faldas (tanto en polleras como en vestidos) se fue acortando conforme cambiaban los contextos históricos y los movimientos socio-culturales. Sin embargo, las faldas llegaban como mucho a las rodillas y no había una clara delimitación de la ropa juvenil.
La minifalda de la década del sesenta fue gran objeto de discusión. Los grupos más conservadores como la Iglesia aseguraban que la provocación que causaba en los hombres era razón suficiente para condenar esta prenda y a quien la use, alegando la pérdida de valores. Por el otro lado, la minifalda era la prenda de moda para la juventud europea. Las mujeres empezaban a insertarse en el ámbito laboral, a estudiar y vivir solas, y el armario tradicional estaba desactualizado.
La rebeldía recorrió Europa en minifalda
Mary Quant llevó la minifalda a las calles de Londres y luego a toda Europa, de la mano de la modelo Twiggy. Asimismo, el diseñador francés Courrèges la ha difundido entre los amantes de la alta costura, junto a la actriz Brigitte Bardot.
Tanto el cine como la televisión (e incluso el rock and roll), fueron llamados a revelar esta innovación. Representaba la rebeldía de mujeres que deseaban liberarse de antiguos mandatos sociales. Por ejemplo, Twiggy se convirtió en modelo publicitaria en estos años. Los colores vivos en sus prendas y el corte de estilo masculino con raya al costado siguen siendo su legado más conocido en el mundo de la moda.
Las minifaldas, los minivestidos y los minishorts fueron prendas diseñadas por Quant y vestidas por Twiggy. Así, muchas adolescentes copiaban su estilo andrógino, ya que en aquellos años sesenta fue portada de Vogue en innumerables ocasiones. Hasta la actualidad, la esencia de Twiggy reafirma esta revolución Mod en las nuevas generaciones.
Fenómeno de controversias
La connotación sexual que le han puesto al largo de la falda tiene correlación con sectores neoconservadores. Buscan censurarla y derrumbar los derechos que han conseguido millones de mujeres. La sociedad patriarcal parece tener el foco en ello.
En Coquimbo, Chile se intentó prohibir las minifaldas y otras prendas a las trabajadoras del sistema público. Sin embargo la normativa se cayó tras los reclamos y críticas. También en Suazilandia, África, aplicaron en 2012 una ley colonial de 1889 para prohibir el uso de minifaldas por “facilitar la violación”.
En Bogotá, Colombia, luego de una denuncia por agresión sexual en el aparcadero del restaurante Andrés Carne de Res, las declaraciones de Andrés Jaramillo, el dueño del restaurante, causaron fuertes controversias en el año 2013: “Qué pasa con una niña de 20 años que llega vestida con un sobretodo y debajo tiene una minifalda, pues ¿a qué está jugando?”.
La minifalda aun desata críticas y controversias. Sin embargo, su uso, su carácter de rebeldía y la manera en que la comodidad y la versatilidad se fusionan en esta prenda, hacen que ocupe un lugar preciado en nuestros armarios.